La tendencia general indica que los sistemas de seguridad social están enfrentando una crisis en la que su futuro se ve amenazado por desequilibrios actuariales, ya sea reales o potenciales. Los sistemas en los países del Caribe de habla inglesa no han escapado a tales crisis. Es dentro de este contexto donde se establece un marco teórico para evaluar la evolución y el funcionamiento de los sistemas de seguridad social en general. Se emplean cinco indicadores principales para evaluar y supervisar la operación: la extensión y la composición de la base; el costo de administración del sistema; la diversificación de la cartera de inversiones; el grado de solidez actuarial y la relevancia social de los sistemas. Cuando se examinan estos criterios, dentro del Caribe de habla inglesa, se encuentra que el funcionamiento de los sistemas ha sido influido principalmente por la forma en que se establecieron éstos y su evolución desde entonces. La amplitud y profundidad de la población y la cobertura de los beneficios es afectada, entre otras cosas, por el grado de homogeneidad de la población cubierta y por la fuerza del empleo formal dentro del mercado laboral. Es más, la expansión de la cobertura y la distribución de las inversiones han sido fomentadas por la necesidad de tener cierta seguridad por parte de los administradores "adversos al riesgo". La evidencia empírica demuestra que el valor real de los beneficios no ha sido mantenido y, como resultado, la relevancia de los sistemas de seguridad social ha sido cuestionada. Además, los desequilibrios actuariales se han hecho presentes en los sistemas más maduros: Barbados, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tobago. Los sistemas menos maduros se están enfrentando a desequilibrios potenciales a medida que las tasas de desempleo aumentan y los sistemas de pensiones maduran.