Las micro y pequeñas empresas (MYPES) son actores centrales para el desarrollo productivo en América Latina por su contribución a la generación de empleo, su participación en el número total de empresas y, en menor medida, su aportación al producto interno bruto. No obstante, su producción está vinculada principalmente al mercado interno y se caracterizan por una creciente brecha de productividad con las empresas grandes. Esta heterogeneidad estructural es una de las causas de la marcada desigualdad social de América Latina, dado que las elevadas diferencias de productividad se reflejan en el acceso a redes de prestaciones sociales, las opciones de desarrollo profesional a lo largo de la vida laboral, y los salarios y prestaciones de los trabajadores (CEPAL 2010).