El sistema de ingresos de jubilación canadiense (RIS) se considera generalmente una historia de éxito. Desde 1971, las personas mayores han experimentado una mejora significativa en sus ingresos relativos, y un impresionante número de personas mayores se ha salido de la pobreza. El sistema proporciona la mayoría de adultos mayores en el bajo a medio nivel de ingresos con los medios necesarios para preservar en gran medida su nivel de vida en la jubilación. Al mismo tiempo, los hogares de ingreso medio a alto tienen un incentivo para ahorrar para la jubilación ya que las pensiones públicas siguen siendo relativamente modestos. Las reformas que se han implementado desde finales de 1990 han hecho que el sistema sea viable en el largo plazo. Estos incluyen un aumento gradual de las contribuciones (a un nivel de "estado de equilibrio") y en la cantidad de ganancias sujetas al pago de las primas, los cambios en la administración y el cálculo de las prestaciones, así como la creación de un consejo de inversión para invertir los fondos no inmediatamente necesario para los beneficios. Sin embargo, la jubilación de la generación del baby boom, a partir de finales de esta década, plantea nuevos retos. Se espera que la tasa de dependencia de la vejez aumentando considerablemente, y el RIS tendrá que hacer frente a estas nuevas tendencias demográficas. Aunque las adaptaciones de la RIS y la recuperación económica de finales de 1990 restauraron la salud financiera de los RIS , todavía hay margen para reformas adicionales en preparación para la jubilación de la generación del baby boom.