El agricultor, está de una manera general, más expuesto a los riesgos sociales y humanos que quienes se dedican a otras actividades. Un accidente, la enfermedad, la vejez, pueden acarrear la miseria y aun la ruina. Las cargas familiares se vuelven cada día más pesadas. La economía de un agricultor cuya empresa es, en la mayoría de los casos, de poca o mediana importancia, se reduce y hace más sensible la gravedad financiera de todos esos riesgos que las características de la vida moderna y sobre todo el desarrollo de la medicina y el costo evolutivo de las terapéuticas vuelven cada vez más onerosos.