El presente texto concluye que el desarrollo de la seguridad social en todos sus aspectos ha causado, después de medio siglo, una transformación profunda en la condición humana, en las condiciones materiales de la existencia, y también en las condiciones psicológicas y morales. Que además lo ha logrado por medio de la seguridad del futuro, mayores oportunidades y las perspectivas nuevas que se han abierto a los interesados. La Oficina Internacional del Trabajo tiene gran parte del mérito de esta transformación, aunque no siempre se le haya reconocido.