El riesgo de desastres es resultado de las amenazas y la vulnerabilidad, que pueden preverse y reducirse con una adecuada gestión, además de aminorar sus efectos adversos en la población, el medio ambiente y los bienes económicos y materiales.
Actualmente, los sistemas de seguridad social —que son parte de la política social de los Estados dirigida a mantener el poder adquisitivo de las personas ante contingencias sociales, así como a garantizar servicios sociales y de salud para que los miembros de la sociedad lleven una vida digna— no se han adaptado de manera sistemática a las contingencias sociales derivadas del cambio climático.