Despite progress over the past two decades Mexico health and education indicators remain well below the average of the OECD and some of its Latin American emerging market peers. Health insurance coverage is incomplete, especially for low-income families, and access to health services is highly uneven. There are several separate vertically integrated insurance networks, which increases administrative costs and results in an inefficient use of facilities. In education, lower secondary schools enroll only two thirds of the relevant age group and the quality of education is low, as indicated by poor PISA scores. This reflects poor teaching quality, a consequence of non-transparent teacher selection processes until recently, and limited school autonomy in budgeting, instruction and personnel decisions. Accountability to the government and parents is also low as there is no national exit exam after secondary education and the existing evaluation schemes are fragmented. Recent health and education reforms have started to address these issues, but more needs to be done to increase the efficiency of spending by increasing the coverage of health insurance, reducing the fragmentation of the health system, increasing enrolment in lower secondary education, and improving the quality of teaching. A pesar de los avances en las últimas dos décadas los indicadores de salud y educación en México se mantienen muy por debajo de la media de la OCDE y algunos de sus compañeros de los mercados emergentes de América Latina. La Cobertura de seguro de salud es incompleta, especialmente para las familias de bajos ingresos, y el acceso a los servicios de salud es muy desigual. Hay varias redes de seguros integradas verticalmente separadas, lo que aumenta los costos administrativos y da lugar a un uso ineficiente de las instalaciones. En la educación, las escuelas secundarias inferiores inscriben sólo dos tercios del grupo de edad correspondiente y la calidad de la educación es baja, según lo indicado por las puntuaciones pobres PISA. Esto refleja la pobre calidad de la enseñanza, una consecuencia de los procesos de selección de profesores no transparentes hasta hace poco, y la autonomía escolar limitada en la presupuestación, la instrucción y las decisiones de personal. Rendición de cuentas al gobierno y los padres también es baja ya que no hay examen de egreso nacional después de la educación secundaria y los sistemas de evaluación existentes son fragmentados. Las recientes reformas de salud y educación han comenzado a abordar estas cuestiones, pero aún queda mucho por hacer para aumentar la eficiencia del gasto mediante el aumento de la cobertura de seguro de salud, la reducción de la fragmentación del sistema de salud, el aumento de la matrícula en la educación secundaria, y mejorar la calidad de la enseñanza.