El estudio, que se realizó en el 2014 y los primeros meses del 2015, da cuenta, a manera de ejemplo, de las prácticas que evidencian el trato igual y respeto para todos los trabajadores en tres empresas -dos productoras de piña y otra del sector turismo-, que cuentan entre su personal con un importante número de trabajadores y trabajadoras migrantes. Las buenas prácticas retoman los mecanismos y estrategias implementadas por las empresas para la regularización de trabajadores y trabajadoras migrantes y sus efectos positivos sobre las condiciones del trabajo, de aseguramiento y de garantía de cobertura en materia de riesgos del trabajo, entre otras. También se refiere lo relativo a la gestión de las solicitudes de mano de obra migrantes (gestión de la movilidad laboral) y sus efectos positivos en el proceso de contratación, regularización de los trabajadores, condiciones laborales y en la supervisión y responsabilidad solidaria con contratistas o intermediarios.