A pesar de los importantes avances realizados en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio sobre la pobreza y el hambre, casi mil millones de personas aún viven en situación de extrema pobreza (menos de 1,25 dólares por persona al día) y 795 millones siguen sufriendo hambre crónica. Habrá que hacer mucho más para alcanzar los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible sobre la erradicación de la pobreza y el hambre para el año 2030. La mayor parte de las poblaciones en situación de extrema pobreza vive en zonas rurales de países en desarrollo y depende de la agricultura para su subsistencia. Son tan pobres y están tan malnutridos que sus familias viven en un círculo de pobreza que se transmite de generación en generación. Muchos países en desarrollo están adoptando una nueva estrategia exitosa para romper el ciclo de la pobreza rural: combinar la protección social y el desarrollo agrícola. Las medidas de protección social, como las prestaciones monetarias para las viudas y los huérfanos y el empleo garantizado para las personas pobres en el marco de los programas de obras públicas, pueden evitar a las personas vulnerables las peores carencias. Pueden permitir a los hogares la mejora o la diversificación de sus dietas. También pueden ayudarles a ahorrar e invertir en sus propias fincas o a emprender nuevas actividades. Los programas de desarrollo agrícola que respaldan las explotaciones familiares en pequeña escala en cuanto al acceso al mercado y la gestión de los riesgos pueden crear oportunidades de empleo y lograr que estas familias sean más autónomas y tengan una mayor resiliencia. La protección social y el desarrollo agrícola, combinados, pueden romper el ciclo de la pobreza rural. Despite significant progress in meeting the Millennium Development Goals on poverty and hunger, almost a billion people still live in extreme poverty (less than $1.25 per person per day) and 795 million still suffer from chronic hunger. Much more will have to be done to achieve the new Sustainable Development Goals on eradicating poverty and hunger by 2030. Most of the extreme poor live in rural areas of developing countries and depend on agriculture for their livelihoods. They are so poor and malnourished that their families live in a cycle of poverty that passes from generation to generation. Many developing countries are adopting a successful new strategy for breaking the cycle of rural poverty – combining social protection and agricultural development. Social protection measures such as cash benefits for widows and orphans and guaranteed public works employment for the poor can protect vulnerable people from the worst deprivation. It can allow households to increase and diversify their diets. It can also help them save and invest on their own farms and or start new businesses. Agricultural development programmes that support small family farms in accessing markets and managing risks can create employment opportunities that make these families more self-reliant and resilient. Social protection and agricultural development, working together, can break the cycle of rural poverty.