Las sociedades europeas son un ejemplo de los procesos de envejecimiento. En ellas se observa que la población por encima de 65 años es cada vez más numerosa (casi un 20% de la población total). La esperanza de vida al nacer (promedio de 83 años para mujeres y 78 años para hombres) y la que se tiene a los 65 años (de 86 y 83 años para mujeres y hombres, respectivamente) aumentará sin cesar y cada vez se vivirá más años sin discapacidad (con capacidad para trabajar). Además, muchos de los que vivirán como media 100 años ya nacieron. El envejecimiento de la población se debe al aumento de la longevidad, la caída de la natalidad, debido a índices de fecundidad por debajo del nivel del reemplazo (menos de 2,1 hijos por mujer), el número cada vez más bajo de mujeres en edad de procrear y la maternidad tardía (sobre los 30 años).