La globalización ha potenciado la demanda de capital humano. Las principales economías del mundo están cada vez más preocupadas por atraer talentos. Diferentes países han creado incentivos para cautivar a los profesionales extranjeros. La rápida difusión e imitación de estos mecanismos de selectividad permite pensar que existe una competencia internacional por este tipo de inmigrante. Mientras tanto, en América Latina, las estadísticas evidencian un aumento considerable de los flujos de emigración calificada. La pregunta es hasta qué punto esos flujos responden a la dinámica internacional de competencia por el talento. Si se toman los casos de la República Bolivariana de Venezuela y la Argentina, los resultados muestran que, cuanto más elevada es la proporción de emigrantes calificados, mayor es el ajuste entre los destinos emigratorios y el patrón geográfico internacional de selectividad. No obstante, los cambios en los controles y discursos migratorios pueden alterar la direccionalidad y la composición de esos flujos.