El debate reciente sobre el salario mínimo en México, se ha posicionado en la agenda pública como un tema relevante y de alta sensibilidad social. El debate ha estado marcado por posiciones, algunas opuestas y controversiales, que destacan los retos de una política de recuperación del salario mínimo. El declive de los salarios mínimos desde los años setenta y la persistencia de su bajo nivel, han facilitado la consolidación de una sociedad de bajos ingresos con repercusiones en las condiciones laborales de los asalariados, la pobreza, la desigualdad económica, la demanda agregada y el mercado interno. Asimismo, la persistencia del bajo nivel del salario mínimo induce anomalías en el mercado de trabajo que se han traducido en una mala asignación del empleo, bajas remuneraciones, desincentivos en la productividad, alta rotación de la mano de obra y crecimiento de la informalidad.