Los empleos en sectores de alta productividad son muy reducidos y los empleos en sectores de baja productividad –con salarios más bajos, peores condiciones laborales y menor acceso a protección so-cial– corresponden a una proporción mayoritaria de la fuerza laboral. Esto afecta el funcionamiento de las economías en conjunto, limita la articulación productiva y refuerza la desigualdad en los ingresos.