El informe revela que la transición a una economía de cero emisiones netas provocaría la desaparición de unos 7.5 millones de empleos en electricidad generada por combustibles fósiles, extracción de combustibles fósiles y producción de alimentos de origen animal. Sin embargo, estos empleos perdidos son más que compensados por las nuevas oportunidades de empleo: se crean 22.5 millones de empleos en agricultura y producción de alimentos procedentes de plantas, electricidad renovable, silvicultura, construcción y manufactura.
El informe también es el primero de su tipo en destacar cómo cambiar a dietas más saludables y sostenibles, que reducen el consumo de carne y lácteos y aumentan los alimentos procedentes de plantas, crearía empleos y reduciría la presión sobre la biodiversidad única de la región. Con este cambio, el sector agroalimentario de la región podría generar el equivalente a 19 millones de empleos a tiempo completo, que compensarían ampliamente la reducción de 4.3 millones de empleos en ganadería, avicultura, lácteos y pesca.
Además, el informe ofrece un plan sobre cómo los países pueden crear empleos decentes y la transición a cero emisiones netas. Esto incluye políticas que facilitan la reasignación de trabajadores, promueven el trabajo decente en las zonas rurales, ofrecen nuevos modelos de negocio, y mejoran la protección social y el apoyo a los desplazados, las empresas, las comunidades y los trabajadores. (AU)