Las personas han practicado el autocuidado durante milenios, y los métodos diagnósticos, medicamentos e intervenciones nuevos, incluidas las tecnologías digitales, están cambiando la forma en que se pueden prestar los servicios de salud. El autocuidado y las intervenciones de autocuidado también han desempeñado un papel fundamental en las respuestas individuales, comunitarias y nacionales a la pandemia de COVID-19. El propósito de estas directrices es brindar orientación normativa basada en la evidencia que permitirá a las personas, comunidades y países verse respaldados por servicios de salud e intervenciones de autocuidado de buena calidad que utilicen estrategias de atención primaria de salud, paquetes de servicios esenciales e integrales y atención centrada en las personas. Las directrices beneficiarán principalmente a los programas y servicios de salud en entornos de bajos recursos, pues en ellos se presentan los mayores desafíos para brindar servicios adaptados a las necesidades y derechos de los grupos de población subatendidos. No obstante, su contenido es pertinente para todos los entornos. Al aplicar estas recomendaciones, los países pueden adaptarlas a sus contextos locales, teniendo en cuenta las condiciones económicas y los servicios y establecimientos de salud disponibles. (AU)