Con este número, relativo a la violencia familiar, damos entrada y cabida a un tema fundamental y que, a quienes suscribimos estas líneas y participan en esta monografía, no sólo les preocupa, sino que les ocupa, y de ahí que desde sus diferentes áreas del conocimiento se incorporan e integran sus ideas y pensamientos, en lo laboral y en lo personal. Vivir bajo el mismo techo del agresor/a-abusador/a durante el tiempo que se nos pidió estar en “cuarentena”, en confinamiento, ha supuesto la puesta en evidencia, clara y dura, de una realidad que marca una época contemporánea marcada por la violencia y la falta de atención debida a las víctimas, a quienes sobreviven este tipo de actos execrables. Con un total de siete contribuciones de connotadas académicas universitarias, vemos en esos trabajos elementos coincidentes, lo cual es denotativo de que la perspectiva académica es útil para identificar un fenómeno que ha afectado, desde siempre, a las familias mexicanas, resultado de la conformación patriarcal en la que se dan relaciones de violencia como un producto social que se genera y perpetúa en la familia, a partir de la conformación de una estructura jerárquica que se da en el interior de los hogares. (AU)