Un sistema de seguridad social debidamente estructurado protege a la población de las contingencias y las necesidades derivadas de ellas, a través de diversos seguros. De esta forma se cuenta en México con los seguros de riesgos de trabajo; enfermedades y maternidad; invalidez y vida; cesantía en edad avanzada y vejez; y guarderías y prestaciones sociales.
Sobre el seguro de vejez, es importante reconocer que no sólo existe el riesgo de envejecer, sino que además a lo largo de la vida existe la posibilidad de quedar desempleado y no poder cotizar las semanas necesarias para obtener una pensión por vejez, y también existe la posibilidad de convertirse en algún momento de la vida en una persona dependiente de otra, ya sea derivado de un accidente, enfermedad o por el simple paso del tiempo.
En ese sentido, el objetivo del presente capítulo es demostrar que se requiere una reforma a la seguridad social de México que atienda la problemática ocasionada por tres contingencias que inciden directamente en la vida de los adultos mayores: el desempleo a lo largo de la vida laboral, la dependencia y por supuesto las consecuencias de la propia vejez.(AU)