El objetivo de este trabajo fue analizar la mortalidad por causas, con énfasis en las edades adultas, en el marco de la transición epidemiológica en los países de América Latina y el Caribe, identificar los desafíos que enfrenta la región y proponer acciones que orienten la política pública. El estudio considera los cambios temporales y la heterogeneidad regional. Destaca que la evolución epidemiológica de los países latinoamericanos se caracteriza por la coexistencia tanto de enfermedades pertenecientes al grupo de las causas infecciosas y parasitarias, como al grupo de las crónico degenerativas, perfil que además está perturbado por el peso de las causas externas que, en algunos subgrupos poblacionales tiene un impacto relevante.
Para el desarrollo del trabajo se contó con las estadísticas vitales que, en la región, se caracterizan por ser de cobertura muy heterogénea, lo que impide hacer un análisis comparativo generalizado, por lo cual fue necesario seleccionar aquellos países con mejor información.
América Latina y el Caribe se caracterizan por un “modelo polarizado prolongado”, con una alta incidencia tanto de enfermedades transmisibles como de enfermedades no transmisibles, una ruptura del principio unidireccional transicional, una transición prolongada y una heterogeneidad entre grupos sociales, según área geográfica de cada país y entre los diferentes países. Ejemplo de esto es que países como el Uruguay, Costa Rica, Cuba y Chile —con proporciones de defunciones por enfermedades transmisibles inferiores al 10%— se contraponen países con una proporción superior al 30%, como el Perú, el Estado Plurinacional de Bolivia, Guatemala y Haití (con 54% de defunciones por enfermedades transmisibles). Otro elemento distintivo es la variabilidad en la contribución de las causas accidentales y violentas. En el caso de la República Bolivariana de Venezuela y Colombia, por ejemplo, la proporción de defunciones por causas relativas a este grupo es respectivamente del 20% y 27%.
Entre las primeras causas de muerte para la región de América Latina y el Caribe se encuentran las enfermedades isquémicas del corazón (10,9% del total de defunciones), las enfermedades cerebro vasculares (8,2%) y las condiciones perinatales y diabetes melitus (5% cada una), lo cual representa una clara idea de los desafíos, límites y acciones de la región de América Latina que enfrenta dinámicas típicas de un contexto “moderno” con la carga todavía importante de lo
que define a los modelos “antiguos”.
Se destaca que todos los países de la región están afrontando un doble desafío: seguir disminuyendo la mortalidad por enfermedades infecciosas y parasitarias y abordar la creciente mortalidad por causas no transmisibles. Las implicaciones en las acciones de políticas públicas de salud son muchas, si por un lado no es posible dejar de invertir en los instrumentos necesarios para mejorar la salud de los niños es bien probable que el creciente número de adultos mayores, debido al proceso de transición demográfica en cada país exija acciones de diversa índole en términos de prevención, curación y cuidados. Así los programas de salud tienen que encontrar un equilibrio costoefectividad en el manejo del perfil de salud de la población.
Tarea pendiente para los países es el análisis respecto a las condiciones sociales y los grupos étnicos o religiosos, entre otros. El perfil de cada país proporcionado en el análisis es equivalente a la situación nacional en promedio. Sin embargo, es sabido que las micro realidades que la componen difieren notablemente en cuanto a disponibilidad de recursos económicos y acceso a los servicios, la educación y la salud y que, por ende, cada contexto tiene un perfil epidemiológico distinto.