En un contexto de acelerado envejecimiento de la población, la participación laboral de los mayores ha adquirido cada vez más relevancia. La evidencia de que los efectos del diseño de pensiones irrigan al mercado del trabajo es testeada en este artículo, enfocado en Chile, país que en 1981 reformó su sistema de pensiones, transitando desde el reparto a la capitalización individual. Con datos de una encuesta de hogares realizada en el Gran Santiago desde 1957 a 2021, se realiza un modelo probit que estima la probabilidad de participar en la fuerza de trabajo según la cohorte de fecha de nacimiento, controlando por características individuales, socioeconómicas y macroeconómicas. Se concluye que la reforma al sistema de pensiones (1) ha generado un aumento significativo en la probabilidad a pertenecer a la fuerza de trabajo de los hombres pensionados de entre 50 y 70 años; (2) ha aumentado significativamente la probabilidad de pertenecer a la fuerza de trabajo de las pensionadas de entre 60 y 70 años; y (3) ha tenido efectos en la probabilidad de ser parte de la fuerza laboral que son significativos y aún más considerables en magnitud para el caso de las mujeres no pensionadas de entre 50 y 64 años. (AU)