La cultura administrativa y directiva prevalente de los servicios de salud en México es cuestionable. Las personas que dirigen los sistemas de salud y las unidades médicas de los 3 niveles de atención, también llamados líderes, al tomar decisiones con poca o nula preparación y además débiles sistemas de información, anulan de manera contundente cualquier pretensión en la toma de decisiones acertadas, seguras, científicas, profesionales y de calidad, lo cual afecta tanto a la población usuaria como al personal de salud. Si estos líderes son improvisados, emergentes o simplemente no tienen la preparación que se requiere, dificultan el logro de objetivos, metas o incluso no tienen un clima organizacional que favorezca el trabajo en equipo. Se habla actualmente de tipos de liderazgo y sus características. La pandemia por COVID-19 nos demostró que los líderes se enfrentan a retos y deben estar preparados para tomar decisiones objetivas que beneficien tanto al trabajador como a la población; deben ser capaces de enfrentarse a nuevos desafíos que les permitan crecer, aprender de ellos y prosperar junto con sus colaboradores y en consecuencia con todo el personal. Hay algunas diferencias en las instituciones públicas y privadas, pero esencialmente el liderazgo se aplica en ambos casos con sus particularidades. Actualmente, la impartición de cursos, talleres e incluso posgrados que tocan temas de liderazgo y clima organizacional aporta herramientas para fortalecer a estas personas. (AU)