A lo largo del tiempo ha sido común que las mujeres asuman predominantemente las responsabilidades del hogar y el cuidado familiar. No obstante, hoy se reconoce la imperiosa necesidad de que, tanto hombres como mujeres, compartan de manera equitativa estas labores. En México, nos encontramos con una realidad impactante: las mujeres destinan, en promedio, 40 horas semanales a las tareas del hogar y el cuidado, mientras que los hombres contribuyen solo con 15.9 horas. Este desequilibrio se acentúa en hogares con niños menores de 6 años, donde las mujeres aportan 3.4 veces más valor económico por tareas no remuneradas que los hombres.

La legislación laboral y de seguridad social, sin embargo, no abona a esta distribución justa, contribuyendo a fenómenos como el techo de cristal, el suelo pegajoso y la "losa de hormigón". Esta última no solo se origina por factores sociales o idiosincráticos, sino también porque la legislación presupone que las mujeres son las principales responsables de estas labores, al ser las receptoras de las prestaciones sociales para el cuidado de hijos e hijas. Es esencial entender que los hombres también deben tener la oportunidad de participar activamente para lograr una igualdad sustantiva.

El objetivo de este artículo es resaltar la importancia de homologar las licencias por maternidad y paternidad como una de las medidas clave para proteger el principio de igualdad sustantiva entre las personas trabajadoras con responsabilidades familiares, ya sea por nacimiento, adopción, enfermedad o cuidado de los hijos e hijas. Este análisis se realiza desde una perspectiva cercana, utilizando un enfoque deductivo que parte de conceptos generales, planteamiento del problema y propuestas de reforma. La idea es construir un camino hacia un futuro donde todos, independientemente del género, puedan contribuir de manera equitativa al hogar y al cuidado familiar. (AU)