El sistema de pensiones en México arrastra una serie de problemas históricos que han puesto en duda la viabilidad financiera y social de los distintos modelos que lo conforman. Por ejemplo, la ausencia de criterios únicos de jubilación para la masa de trabajadores del país. Esto implica que en el territorio existen modelos de pensiones para personas empleadas de empresas privadas, universidades, municipios, estados, milicia y pueden diferir entre entidades del gobierno federal. Ahora bien, aunque es común que grandes grupos sociales tengan modelos diferenciados, la fragmentación del sistema mexicano no es comparable con los países de habla hispana, pues tenemos más de cien esquemas públicos. (AU)