Factores como el aumento en la esperanza de vida, la precariedad laboral y la escasez de empleos para adultos mayores afectan los sistemas de pensiones. Nuestra hipótesis establece que la migración del sistema de pensiones de reparto al de capitalización individual no elimina el riesgo financiero causado por la longevidad de la población. Se sigue la estrategia de contrastación de Poterba (2001; 2004), quien relaciona la estructura poblacional con la tasa de interés en Estados Unidos y Canadá. Se concluye que la movilidad internacional de capitales benefició a los países que envejecieron primero y que actualmente tenemos un mayor reto para lograr pensiones suficientes.