En el presente texto, el autor, a manera de conclusión hace mención que: "Los puntos expuestos no pretenden establecer las bases de una reforma, sino destacar algunos principios que podrían animarla". Además advierte que: "las legítimas aspiraciones sociales, en cuanto se refieren al derecho de los trabajadores, que después de consagrar su vida al trabajo merecen vivir decorosamente, sin depender de trámites engorrosos, y a salvo de las oscilaciones del costo de la vida. Pero también es necesario considerar la incidencia de los regímenes de protección social sobre el desarrollo económico, y establecer la medida de lo que es razonable exigirle al país para el financiamiento de las jubilaciones. Máxime si advertimos que suprimiendo los privilegios y las prestaciones prematuras sería factible acordar beneficios más amplios, y cubrir todos los riesgos y contingencias que un programa politicosocial acertadamente concebido no podría desconocer."